Conectando Propósito y Poder: Estrategias para Involucrar a los Stakeholders
HM
De la gestión aislada a la transformación colectiva
En un mundo cada vez más consciente de su impacto, el verdadero liderazgo no se define únicamente por la calidad de las decisiones internas, sino por la capacidad de conectar con quienes nos rodean, influimos y representamos.
La sostenibilidad ya no es una meta individual ni un camino solitario: es un proceso colectivo que se fortalece cuando las organizaciones se abren al diálogo, escuchan activamente y construyen con otros.
El pilar de Stakeholder Engagement en GRESB refleja justamente eso: la madurez de una organización para integrar a sus grupos de interés como aliados estratégicos en su camino hacia el impacto.

¿Quiénes son tus stakeholders… realmente?
Muchas empresas siguen operando bajo la lógica de que sus stakeholders son un puñado de inversionistas y clientes. Sin embargo, cuando miramos desde el lente de la sostenibilidad, descubrimos un ecosistema mucho más amplio y complejo: empleados, comunidades locales, autoridades regulatorias, socios comerciales, organizaciones sociales, medios, y hasta las generaciones que aún no han nacido.
Reconocer esa red de relaciones no es un ejercicio teórico, es una elección estratégica que redefine prioridades y expande la visión de lo que significa “crear valor”.
En GRESB, este reconocimiento se traduce en un primer paso: ¿la organización ha identificado claramente a sus stakeholders? ¿Sabe qué les importa? ¿Conoce el grado de influencia que tienen?
El arte del diálogo genuino
No se trata de encuestas ocasionales ni de comunicados de prensa cuidadosamente redactados. El compromiso real con los stakeholders implica crear espacios auténticos de escucha, donde las opiniones no solo se recojan, sino que se valoren, se integren y, sobre todo, generen acciones concretas.
Lo que GRESB evalúa en este punto va más allá de la formalidad: mide la calidad de la relación. ¿Existe un canal continuo de retroalimentación? ¿Hay mecanismos para responder inquietudes? ¿Las decisiones importantes toman en cuenta esa interacción?
En un entorno cada vez más volátil, donde la confianza se ha convertido en una moneda escasa, las organizaciones que abren sus puertas a un diálogo honesto ganan legitimidad, resiliencia y visión de largo plazo.

Gobernanza inclusiva: cuando el poder se comparte con inteligencia
Una estrategia ESG sólida no puede construirse desde el aislamiento ni desde la imposición. Hoy, las organizaciones más admiradas no son las que acumulan poder, sino las que saben compartirlo con inteligencia.
Una gobernanza que integra a los stakeholders no solo consulta: les asigna un lugar en el proceso de toma de decisiones. GRESB reconoce cuando hay mecanismos concretos para ello: comités asesores, mesas de cocreación, reportes públicos que responden a preocupaciones reales, y procesos de revisión en los que las voces externas encuentran eco.
No se trata de “ceder control”, sino de expandir capacidades, enriquecer la mirada estratégica y generar decisiones más informadas, más justas y más sostenibles.
Casos que inspiran: cuando la participación multiplica el impacto
En nuestra región, ya estamos viendo ejemplos que nos muestran cómo el engagement bien ejecutado transforma realidades: desde un portafolio inmobiliario que ajusta sus metas de descarbonización tras recibir retroalimentación de sus arrendatarios, hasta una universidad que construye su estrategia Net Zero con aportes de estudiantes, docentes y vecinos de la comunidad.
También hemos acompañado a entidades financieras que diseñan productos verdes no desde el escritorio, sino escuchando directamente las necesidades de sus clientes.
Estos casos no solo destacan en GRESB, sino que redefinen la forma de liderar. Porque cuando una organización escucha con apertura, actúa con coherencia y comunica con empatía, lo que construye no es solo una estrategia: es una cultura.
Conclusión: El nuevo liderazgo es colectivo, consciente y coherente
El engagement con los stakeholders no es una casilla que se marca para obtener puntos en un benchmark. Es, en esencia, una declaración de principios sobre cómo se entiende el poder, el propósito y la responsabilidad.
Las organizaciones que quieren destacar —no solo en GRESB, sino en el mundo— necesitan abrirse al diálogo como nunca antes.
Porque en esta nueva era, quien no escucha, se desconecta.
Y quien se desconecta, desaparece.