El poder del liderazgo en la evaluación GRESB
HM
Cuando el liderazgo no se ve, se siente en el resultado.
Un fondo inmobiliario en Asia logró duplicar su puntaje GRESB en tres años. No fue por cambiar todos sus edificios. Fue porque cambió su forma de liderar.
Y es que el primer aspecto que GRESB evalúa —Leadership— no es un simple encabezado: es la columna vertebral de todo el desempeño ESG.
Este componente analiza cómo se estructura, ejecuta y respalda el compromiso de sostenibilidad dentro de una organización. ¿Quién toma decisiones? ¿Existe una política clara? ¿Hay personal designado, presupuesto, instancias de control?
GRESB no califica buenas intenciones. Califica liderazgo estructurado.
Y lo hace con base en evidencia documentada y reconocida a nivel internacional.

¿Qué requiere GRESB para demostrar liderazgo?
Política formal de sostenibilidad firmada por la alta dirección y con fecha vigente. Puede estar alineada con estándares como ISO 26000, PRI, SDGs, o marcos internos.
Gobernanza ESG documentada: comités, roles ejecutivos, supervisión directa.
✔ Organigramas actualizados, actas de reuniones ESG, designación de responsables.
Recursos y presupuesto dedicado a ESG
✔ Planes operativos, asignación presupuestal anual, presencia de staff interno.
Compromiso público con la sostenibilidad
✔ Reportes alineados a GRI, TCFD o informes anuales con secciones ESG claras.
Todo debe ser verificable. No se trata de decir “tenemos”. Se trata de poder mostrarlo.

¿Por qué es crítico?
Porque el liderazgo ESG no es un departamento, ni un documento, ni una buena intención. Es una expresión viva del compromiso de una organización con su propio futuro.
Una empresa puede tener edificios eficientes, paneles solares o políticas de reciclaje. Pero si no hay una estructura de liderazgo clara, constante y transversal que dirija esas acciones, todo se diluye en esfuerzos aislados sin continuidad, sin estrategia y sin escala.
En el mundo GRESB, el liderazgo se traduce en capacidad de gobernanza. Es la garantía de que lo que se dice se hace, de que hay seguimiento, de que hay asignación de recursos, de que los compromisos asumidos no dependen de una persona, sino de un sistema.
Y esa garantía es la que los inversionistas buscan. Es lo que permite confiar en que el valor de un portafolio no se deteriorará con los años, sino que será gestionado activamente con visión, responsabilidad y transparencia.
No es casualidad que este sea el primer aspecto evaluado. Porque si el liderazgo ESG no existe o es débil, los otros 13 aspectos se convierten en parches, no en estrategia.

Caso destacado
Allianz Real Estate entendió esto con claridad. Por eso, desde hace años, ha consolidado una arquitectura interna de liderazgo ESG que no depende del entusiasmo de un área, sino de una decisión corporativa firme.
Hoy, cuenta con una política de sostenibilidad pública y firmada por sus líderes, con compromisos específicos alineados a estándares internacionales. Tiene un comité de sostenibilidad que no es simbólico, sino operativo, con poder real de decisión. Asigna presupuesto exclusivo al desarrollo ESG. Publica reportes alineados al GRI y al SFDR, y capacita a su equipo global para que la sostenibilidad no sea una etiqueta, sino un lenguaje común.
Ese liderazgo se ve reflejado en sus resultados: sus portafolios se mantienen entre los más resilientes de Europa. No porque tengan los mejores activos, sino porque tienen una estrategia viva, gobernada, financiada y evaluada con seriedad.
GRESB no les da un buen puntaje por apariencia. Se lo da porque puede ver lo que muchas veces no se ve a simple vista: una estructura de liderazgo sólida que sostiene todo lo demás.

Conclusión
El aspecto Leadership es una prueba silenciosa pero poderosa. No exige promesas espectaculares, ni inversiones millonarias.
Lo que pide es algo mucho más estratégico: evidencia de que la organización está dispuesta a hacer que la sostenibilidad no dependa de la inspiración, sino de la gobernanza.
Y eso es, justamente, lo que distingue a quienes están cumpliendo de quienes están liderando.
Porque hay un momento en toda empresa donde ser sostenible ya no es una idea del área de RSE. Es una necesidad operativa, una convicción institucional, una demanda del mercado.
GRESB, desde este primer aspecto, no te pregunta si sabes de sostenibilidad.
Te pregunta si has decidido tomarla en serio.
Y cuando eso ocurre, ya no hay vuelta atrás. Solo queda avanzar con visión, estructura y coraje.
Ahí empieza el verdadero liderazgo.